LGTB_Maiatzak17_2017-05-17
En nuestro centro no hay sitio para la LGTBfobia
La actitud general ante la diversidad afectivo-sexual es de discriminación. Aunque se ha producido un importante avance en la visibilización, aceptación social y en el logro de un marco legal que garantiza la igualdad, no podemos afirmar que hayan desaparecido el rechazo, las agresiones, la discriminación, el acoso contra estas personas.
En los centros escolares también se da la discriminación hacia este alumnado: se amenaza, se insulta, se menosprecia, se intenta alejar del resto de amigas y amigos.
Cuando la violencia es psicológica afecta a la autoestima. Hay comportamientos diarios que no se consideran violentos, pero sí lo son: Los chistes, los comentarios de las personas que se apartan de los modelos hegemónicos de género, los chistes sexistas, las burlas, los comentarios con contenido sexual.
Hemos normalizado la LGTBfobia, de modo que se tiende a quitar importancia a los actos discriminatorios y la violencia que sufren muchas niñas y niños LGTB. Se ven como "cosas de niños".
Quitamos importancia al uso de calificativos, que son insultos, como maricón, mariconada, bollera, tortillera. A veces no se tiene la intención de insultar, pero siempre es discriminación. Las personas LGTB sufren invisibilización, contagio del estigma (no les defendemos porque salir en su defensa, o tener relación estrecha con ellos y ellas puede ser también causa de discriminación), falta de apoyo, discriminación habitual y cotidiana.
No son bromas sin importancia, no ocurren por casualidad, son el reflejo de una cultura sexista que banaliza las agresiones contra este colectivo y, por ello, para cambiar esta cultura, no es suficiente con no participar en estas interacciones, es necesario tomar una actitud proactiva. Pero como resultado de la banalización de la violencia, muchas veces no es fácil identificar las situaciones e interacciones a las que hay que dar una respuesta firme, ni tampoco acertar con respuestas eficaces: podemos magnificar algunas situaciones o podemos ser partícipes de la ley del silencio. No es fácil, sobre todo, si damos las respuestas de forma individual.
Se considera que el maltrato entre iguales atenta a los derechos de las víctimas, en cualquier etapa educativa afecta gravemente al desarrollo de su personalidad; en Secundaria tiene relación directa con el nivel de absentismo, con el cambio de estudios y con el fracaso escolar: no quieren ir a clase, para no sufrir discriminación, insultos o ser objeto de burlas.
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